Ya estamos a mitad de semana y con ella muchos kilómetros en las piernas. Hoy os traemos la historia de Martuky, como cariñosamente la conocemos. Una chica llena de energía y vitalidad que siempre tiene una gran sonrisa en su cara.
A finales de diciembre me embarqué en esta aventura y el pasado día 23 de abril corría mi segundo 10K. Llegaba emocionada imaginando como sería un evento que congregara a tanta gente y me repetía a mí misma lo afortunada que era de estar ahí.
Para mí ya era un TRIUNFO (con mayúsculas). No había pensado en mejorar mi marca, el hecho de llegar a meta, ya era y es, un premio cada carrera, así que sólo me quedaba estar tranquila y disfrutar. Era además un día especial, ya que mi marido Carlos se estrenaba en los 10. Sus problemas de rodilla le habían retirado del deporte años atrás y se enfrentaba no sólo a una rodilla maltrecha sino a un “coco” que le predisponía al dolor y a guardar reposo. La ilusión le podía…. Días antes lo habíamos hablado, nos dejaríamos llevar y cada uno haría su carrera, juntos o separados… llegaríamos.
Durante los primeros kilómetros fuimos todos juntos, pero las buenas zancadas y mejores ritmos de mis compis, me dejaron por detrás. A lo lejos veía a Mila y a su Alicia (ay mi Mili!!) a Carlos, muy cerca de Tamy, para mí el mejor descubrimiento de este año, con Isra, que la acompañaba a mejorar su marca. Con Samu (Caldeeeeeroooos, bien!) y Natt (quién nos lo iba a decir, amiga!) compartí la mitad de la carrera y en ningún momento me quitaron la vista de encima. Los dos tiraron a por Carmen y Ele que habían salido por delante, no sin antes pedirme permiso unas… 5 veces? jajaja. Gracias, gracias.
La rodilla dolía un poco y se estaba haciendo algo dura la bajada, pero ya quedaba menos… Entre el gentío apareció Álvaro, que venía desde el otro lado para chocar la mano y gritarme: “Vamos, Marta!”. El subidón fue tal, que tuve que tragar saliva varias veces para no emocionarme demasiado. Era justo la energía que necesitaba! Gracias por todo, presi! Recordaba sus palabras del principio: “El último tramo es el peor”. Y vaya si lo era… Pero ahí estaba yo, sin parar de trotar y buscando la tan ansiada meta escuchando a los U2 y su “Beautiful day”, ¿qué más podía pedir?
Animé a dos desconocidos a que no pararan, a que siguieran, a que vinieran conmigo los últimos metros (como otras veces habían hecho conmigo much@s compañeros que han compartido kilómetros durante estos casi cuatro meses: Tamy, Bea y Samu a los que adoro y con los que me encanta compartir momentos dentro y fuera, Mila, Milita y SoniLo que me acogieron los primeros días y me animaron a seguir! gracias, chicas!, Manoli con la que me estrené en el 10k y que es una compi de carrera maravillosa, Charo, Olga y un largo etc… Brav@s y enormes siempre todas ell@s!). “Ya no queda nada! Ahora os vais a parar??”- les decía. Trotaron un rato a mi lado, pero quedaron atrás. Me dieron las gracias y se despidieron con una sonrisa que vale más que la medalla que nos dieron.
Y llegué!
Mi marido me esperaba en meta y orgullosos del TRIUNFO nos fuimos a buscar al resto.
Felicidad máxima compartida.
Entre risas, abrazos, besos, choque de medallas y muuuuchas fotos, todo el 10k nos fuimos al Km17 a esperar la subida de los que estaban haciendo la media y animar ya de paso, a todos los que por allí pasaban. Muchos, casi todos, nos miraban agradecidos y resoplaban… Y es que pobres! Menuda cuestecita! Bravo por todos, pero mención especial a Vero. Cariño, eres una CAMPEONA con mayúsculas y aunque a veces la realidad supera nuestras expectativas, el simple hecho de llegar, vale más que todo y es el mayor de los triunfos. La acompañamos unos metros muy emocionados y la dejamos continuar en compañía de sus 3 espartanos hasta meta.
Nos quedaba ir a animar a los de la Maratón y vaya si lo hicimos. No pusimos en el km37 y ¡lo dimos todo!
Mi garganta dio buena cuenta de ello. Mi más sincera enhorabuena y admiración. Sois un ejemplo para todos los que empezamos de lo que se consigue con constancia y trabajo duro.
Algunos nos fuimos del Buitre casi a las 22h y volvimos a casa con la cabeza y el corazón lleno de buenos momentos. Y así despedimos el domingo 23 de abril de 2017.
Un día de esos que uno recuerda toda la vida.
– Martuky